Búsqueda de nuevos biomarcadores en ELA en el ámbito de la neuroinflamación
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) sigue siendo una enfermedad desconocida. La ELA es una patología que presenta una alta mortalidad, lo que hace que el número de afectados sea relativamente bajo ya que la cifra de los fallecimientos que se producen al año es similar a la de los nuevos casos diagnosticados. En nuestro país se estima que puede afectar a una de cada 400-800 personas a lo largo de su vida. Además, cada año se diagnostican alrededor de 900 nuevos casos en España y ya hay registrados cerca de 3.000. En el mundo hay cerca de medio millón de personas que sufren esta enfermedad y cada hora se diagnostican 17 nuevos casos. Tanto desde el ámbito público como desde el privado continúan los esfuerzos por dar mayor visibilidad y concienciación sobre esta enfermedad neurodegenerativa.
Ana Cristina Calvo Royo y Rosario Osta Pinzolas, ambas investigadoras de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, presentaron a la Fundación Sesé y a RedELA los resultados de la investigación llevada cabo con los fondos recaudados para tal fin en la Sesé Bike Tour 2018. Fundación Sesé, la Universidad de Zaragoza y RedELA firmaron un convenio en 2018 para colaborar en el objetivo de mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas con ELA.
Rosario y Ana Cristina explicaron que “estamos ante una enfermedad muy difícil, porque no sabemos la causa, aunque se puede tratar”. De hecho, la investigación de muchas enfermedades se encuentra con un problema “entre el laboratorio y el traslado de resultados a los pacientes”, comentaron. “Nosotros tenemos modelos animales con los que trabajamos en laboratorio y luego se traslada, aunque con mucha dificultad”. La escasez de biomarcadores que puedan servir para realizar un diagnóstico de la ELA de forma más temprana y precisa, así como para estudiar su progresión, es una de las reivindicaciones que hacen las investigadoras.
En el proyecto desarrollado en la Facultad de Veterinaria proponían la identificación de biomarcadores pronóstico relacionados con la neuroinflamación y que pudieran ser fácilmente monitorizados en los pacientes de ELA a nivel clínico. Por un lado, se centraron en un análisis a nivel proteómico de diversas citoquinas en la sangre de los animales modelo, ratones transgénicos SOD1G93A siendo el motivo del interés por este tipo de proteínas que la posibilidad de testar una batería de biomarcadores proteicos, previamente identificados en el modelo animal, puede convertirse en un test económicamente aplicable en el ámbito clínico que podría dar robustez a otros tipos de biomarcadores desarrollados. Por otro lado, también se enfocaron en el papel del inflamasoma NLRP3 como buen marcador de la respuesta pro-inflamatoria y su implicación en el progreso de la enfermedad.
Las conclusiones y perspectivas futuras de los resultados de la investigación son las siguientes:
1.- Las citoquinas proinflamatorias estudiadas en este proyecto pueden favorecer un exacerbamiento del progreso degenerativo de la enfermedad, por lo que pueden ser consideradas más bien como dianas moleculares para terapias más efectivas, pero no como biomarcadores pronóstico de longevidad o de progresión de la enfermedad en el modelo animal.
2.- En el modelo murino de ELA, el gen NLRP3 puede ser considerado como biomarcador pronóstico de longevidad en el músculo esquelético.
3.- En muestras de sangre de pacientes de ELA, el gen NLRP3 puede ser considerado como biomarcador de apoyo al diagnóstico y pronóstico del estado funcional de los pacientes, en base a la escala ALSFRS-r.
4.- Teniendo en cuenta todos los hallazgos obtenidos en el presente proyecto, la modulación de las citoquinas pro-inflamatorias y del inflamasoma NLRP3 podría representar una estrategia terapéutica prometedora al interferir en el proceso neuroinflamatorio de la enfermedad.
Estos estudios se centran en conseguir un pronóstico más temprano en la ELA y un mayor conocimiento de esta enfermedad. Las investigadoras piden más recursos e interés para poder desarrollar ensayos clínicos que arrojen algo de luz.